Son las 7:20 de la mañana en Inglaterra, el BAC 1-11 se dispone a despegar y lo hace sin problema, 13 minutos después alcanza los 5 km de altura.
Mientras la aeronave continúa su ascenso hacia la altitud de 5.300 metros se empieza a servir el servicio de comidas. Nadie imaginaba lo que estaba a punto de ocurrir en cabina.
Una explosión hace que el parabrisas del capitán Tim Lancaster salga despedido y él succionado hacia el exterior quedando atrapado con mas de medio cuerpo fuera de la cabina.

A la altura a la que viajan la temperatura exterior es de -20ºC, esto sumado la velocidad de la aeronave da como resultado la posible congelación y muerte del capitán si no se actúa rápido. Durante unos segundos, la cabina se llena de una densa niebla como consecuencia de la sobresaturación del aire al no poder retener su vapor de agua, con la reducción casi instantánea de la presión en cabina. Dos miembros de la tripulación están agarrando con todas sus fuerzas al capitán mientras el primer oficial Atchison intenta tomar los controles del avión.
Pero este no eas el único problema que hay en cabina, el copiloto no puede enderezar la aeronave, están cayendo en picado a gran velocidad debido a que los piés del capitán están enganchados en los mandos del avión.
Las alarmas de cabina comienzan a sonar. No hay mucho tiempo para reaccionar, el capitán necesita ayuda urgente, su cabeza, no para de golpearse contra el avión, y quizá, a estas alturas, ya esté congelado.

Atchison y la tripulación consiguen, después de mucho esfuerzo, desbloquear los mandos de la aeronave y enderezar el 1-11 , el siguiente paso es contactar con el control de tráfico aéreo, después de explicar la situación el vuelo es derivado al aeropuerto de Southampton para un aterrizaje de emergencia. En el aeropuerto espera un equipo médico preparado para intentar salvar la vida del capitán.
El primer oficial comienza a acercarse al aeropuerto y con gran maestría logra aterrizar el avión con éxito en Southampton. Increíblemente, Lancaster está vivo al igual que todos los pasajeros.
Una vez recuperado de las heridas, Lancaster contó cómo sintió que el parabrisas se desprendía, se alejaba hacia adelante y desaparecía, mientras él era succionado fuera del avión, ya fuera quedó recostado en el techo del aparato y alcanzó a ver la cola y los motores girando antes de perder el conocimiento.
La investigación posterior descubrió que el personal de mantenimiento cambió el parabrisas y al colocar el nuevo decidió cambiar los tornillos por unos nuevos, éstos eran del calibre correcto pero 2,5 mm más cortos lo que hizo que el parabrisas no aguantara la presión y saliese despedido.

El primer oficial Alastair Stuart Atchison y los miembros de la tripulación de cabina Susan Gibbins y Nigel Ogden recibieron el elogio de la Reina por su valioso servicio en el aire. Atchison recibió el Premio Polaris en 1992 por su habilidad y heroísmo.
Tim Lancaster volvió a trabajar después de menos de cinco meses. Se retiró de British Airways en 2003 y voló con EasyJet hasta que se retiró del pilotaje comercial en 2008.

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